Café Libertad 8
Lo he contado alguna vez, yo marché a Sheffield en 2008 jugando a ser un aspirante a rockstar, o algo así, y volví dos años más tarde convertido en un aspirante a cantautor.
Fue entonces cuando supe de la existencia de Libertad 8. Una tarde me acerqué a conocer el café y a llevar una copia del E.P. que acababa de grabar en Sheffield. La verdad es que no recuerdo bien a quién se lo entregué ni recuerdo la conversación, pero sí recuerdo salir de allí sabiendo que no me iban a llamar para darme un concierto, eso nunca funciona así y menos en un sitio con solera.
Todo el mundo sabe que para poder tocar en un lugar así se necesita un “padrino”, alguien que ya haya cantado allí y te invite a cantar una canción o te recomiende de alguna manera. Pues bien, yo padrino no tuve, yo tuve madrina, Marta Tchai. Inolvidable todo lo que hizo por mí, no sólo en Libertad, también en el Búho Real, en Clamores, en la sala Sol, en Galileo… (A veces, cuando me vengo abajo porque siento que las cosas no van bien, pienso que he cantado en todos esos sitios y… ¡Joder! ¡Eso está muy bien! ¿No?) Insisto, mucho tuvo que ver en todo eso Marta Tchai.
Volviendo a Libertad, tras varias colaboraciones en conciertos de Marta empecé a camelarme a Julián, dueño y alma de Libertad 8. Fácil no fue, me conocéis y sabéis lo mal que me vendo. Encima ante un tío tan grande, tan fuerte y que vende cara su sonrisa, pues imaginaos. Un día alguien me dijo que Julián era de Cuenca, y yo le entré por ahí: “¡hombre, Julián! Yo también soy de Cuenca, bueno yo no, mi familia… ¿Puedo dar un concierto aquí algún día?” Ahí sí que le saqué una sonrisa.
Una noche después de un concierto de alguien, sacó la agenda y me dio una fecha. Ni os imagináis lo feliz que me hizo. En serio, no es fácil de explicar, pero en este oficio vivimos de alegrías así.
Cuando pasas mucho tiempo en un lugar así, un bar deja de ser un bar para convertirse en un hogar. “Bares que lugares…”
Luego están los compañeros y los conciertos de estos. Mariana, una chica encantadora que trabajaba de camarera en aquella época, me recomendaba cantautores y cantautoras que me podrían gustar. Estaba yo en la barra y me decía: “Pasa que está cantando un chico que se llama Dani Fernán y te va a molar”. ¡Vaya si me moló!! Allí conocí a mi querido Petete en una de las fiestas que celebra Libertad a final de cada temporada. Bueno, allí conocí a casi todos! Manu Clavijo, Gatoperro, Coppel, Esther Zecco… Él no se acordará, pero a Héctor Tuya también le conocí allí.
Por ponerle más leña si cabe a este nostálgico y emotivo post, diré que en aquella época fue cuando encontré a Lene y pasamos muchísimas horas conociéndonos al calor de Libertad, en la barra o dentro, habiendo concierto o sin haberlo, siempre con una cerveza de esas grandotas y con los labios salados por el revuelto de frutos secos raros que ofrecen como aperitivo. Vimos y vivimos juntos un montón de conciertos, Cronopios, Marta Tchai, Los tres en Raya, Clavijo & Fernández, Coppel, César Pop, etc. (mientras escribo esto me he puesto el primer disco de César Pop, y estoy ahí jodido con el nudo en la garganta).
El motivo de recordar y compartir todo esto es que Libertad 8 celebra su 40 aniversario con una programación acojonante. Estoy hablando de Ismael Serrano, Pedro Guerra, Javier Álvarez… por nombrar a los más míticos. Pero es que todos lo que están tocando estos meses, son la hostia. Todo conciertazos, con todas las entradas vendidas, notas de prensa en periódicos de tirada nacional, etc.
Y luego estoy yo… que resulta que soy parte (pequeña, pero parte) de todo esto y… estoy la hostia de feliz, de orgulloso y de nervioso, porque voy a cantar en Libertad este martes día 11. A eso de las 21:30 acompañado por Manu Clavijo al violín. Y tenemos previsto hacer el mejor concierto que hayamos hecho nunca. ¿Por qué? ¡porque sí! ¡Porque el sitio lo merece!! ¡Porque tenemos unas ganas que no son normales!! Y… ¡porque yo qué sé qué más!
¡Y eso era! De corazón, millones de gracias a Julián, a Dani y a todo el equipo de Libertad 8. Gracias por la pasión y por el aguante que ponéis para hacer del Café Libertad 8 lo que es.
Nuestra casa.